Slow Art es una forma de acercarse al arte desde la pausa, la atención plena y la conexión personal. A diferencia de la rapidez con la que solemos mirar las cosas en el día a día, el Slow Art nos invita a detenernos, observar con calma y sentir lo que el arte despierta en nosotras.
No se trata de entender todo, ni de saber de arte, sino de estar presentes frente a la creación y permitirnos vivir el proceso con atención y sin prisa.
Es una experiencia que une arte, introspección y bienestar. Pintar desde el Slow Art es como meditar con colores: soltar la exigencia y simplemente dejar que surja lo que necesite expresarse.
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